-Por ahí dijo el Gato, señalando con su pata derecha vive un Sombrerero; y en esa otra dirección -y señaló con la otra pata- vive una Liebre Mercera. da igual al que visites... ¡Los dos están igual de locos!
-Pero si yo no quiero estar entre locos... -comentó la niña.
-¡Ah! Pero eso no puedes evitarlo -le dijo el Gato!-: aquí están todos locos. Yo estoy loco. Y tú también.
-¿Y cómo sabes que estoy loca? -preguntó Alicia.
-Tienes que estarlo a la fuerza -le contestó el Gato-, de lo contrario no estarías aquí.
"Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas", Lewis Carroll.

lunes, 23 de marzo de 2015

HISTORIA


Hundidas las patas hasta los mismos corvejones en las frías aguas del río el caballo dejó escapar un relincho prolongado. Leguas y leguas de caminos marchando a buen paso habían quedado atrás. 
Qué temblor fruto de la felicidad o acaso del instinto. Qué instante para recordar.

Y pensar que a este respecto cuanto quedaría cincelado en el Gran Libro serían aquellas tres palabras pronunciadas por el jinete: `alea iacta est´.





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